Junto a las margaritas, en primavera, la mediación florece…lástima que es por temporadas entre la seca del verano y los fríos del otoño- invierno, van pasando los años y nuestro jardín sigue mustio, con todo lo que ello implica para los hijos/as de parejas rotas que ven como sus progenitores enfilan para resolver sus problemas, al lugar menos indicado, llevados de la mano por personas educadas para litigar, ganar-perder. El que nunca pasó por el juzgado de familia como justiciable, no sabe lo que se siente cuando entra en ese sitio inhóspito, las sensaciones son múltiples, para muchos niños indescriptibles, no se respira conciliación…puede ser como entrar en un tanatorio, a la urgencia hospitalaria,…mientras esperamos nuestro turno vemos las caras de los que están por allí...el decorado tampoco depara alegrías. Los adultos saben además que su futuro lo decidirá alguien para el cual ellos son solo expedientes a quitar, para que a fin de año, el ratio esté dentro de una media racional, como aquel vendedor que tiene que vender tantos coches y cumplir objetivos. Según comenta una juez siete de cada diez, resuelven sus diferencias en la mediación intrajudicial, aunque luego parece aclarar que solo tres lo logran, y son siete los que se terminan complicando más la vida ( y la de sus hijos) bajo la atenta mirada de la mediación intrajudicial….¿no será que algo se está haciendo mal?... Puede ser que la redacción de la ley foral de mediación deba tener en cuenta que la misma se debe hacer fuera de los juzgados de familia, es decir, la pareja rota con hijos, debería formalizar la ruptura en un lugar totalmente diferente al que se puede dar en un Palacio de Justicia, tiene que ser un sitio más cercano al ciudadano, sin connotaciones negativas, lejos de la agresión, con profesionales preparados técnicamente y que se sientan al mismo nivel que los afectados, no sobre un estrado y con el poder de decidir sobre sus vidas ( bien ó mal ). Es muy importante que la pareja rota tenga un lugar de sosiego donde realmente reciba ayuda y se tenga en cuenta la enajenación mental transitoria, que se da en muchas personas en situación de estrés, como la que se genera en la ruptura matrimonial con hijos. También debe incidir la ley en obligar a los jueces de familia y abogados a propugnar la mediación e inclusive realizar discriminación positiva con el progenitor que la acepta de buen grado. Es importante que los juzgados de familia acepten que desde otros ámbitos civiles se puede ayudar a que ellos mejoren la calidad de su trabajo, sin necesariamente estar bajo la tutela judicial, que no siempre es efectiva.
La mediación debe formar parte del protocolo de actuación en el proceso judicial, pero sin la intervención del juez, debería mediarse y luego llevar lo acordado al juez para que lo "oficialice", si no observa ilegalidades en el texto. El actual modelo de actuación judicial produce victimas entre los progenitores y los hijos/as de estos, sufrimientos innecesarios y que complican aun más la situación familiar, en vez de regenerarla. Según el fiscal F. Pantoja este modelo tiene todas las posibilidades de implantarse a partir de la directiva europea aprobada el 24 de mayo pasada que debería ser publica, gratuita y que el equipo de mediadores debe tener profesionales preparados….no hay duda que esto ayudaría a que la mediación comience a ocupar el lugar que le corresponde y no sea una mera actividad mercantil mas, bajo el paraguas del presupuesto de bienestar social. Por suerte en Navarra tenemos gente concienciada en este tema y que cada vez esta mas preparada para afrontar este reto con eficiencia, por el bien de los hijos/as de las parejas rotas, por ende por el bien de nuestro futuro como sociedad.
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