Dentro del plan para reducir la carga de los juzgados, está la reforma de la ley de Arbitraje y la Orgánica del Poder judicial, en esta materia. Se pretende de esta manera que los ciudadanos no se dirijan directamente a los tribunales a resolver sus desacuerdos, según ha comentado el ministro Camaño, serán "agiles, baratos y rápidos"...cualidades todas que deseamos para el caso de los divorcios con hijos, por ejemplo.
Que más querriamos que esa pareja que no funciona y quiere separarse, no sufra una sangria emocional y económica, debido a todas las "trabas" que tienen que superar para llevar a buen puerto su anhelada separación...cuanto sufrimiento le evitaremos a los hijos/as de esas parejas, al resolver de manera rápida al menos la parte más gorda del problema. Sabemos que un divorcio no empieza, ni termina con una mediación, pero seguro es menos traumático y corrosiva para la relación entre los progenitores que el actual sistema judicial..agravado por el mal desempeño (desde el punto de vista de la concordia familiar) de algunos abogados, jueces y equipos psicosociales que adoptan medidas que complican la situación y que al final solo paga la familia rota, dificultando su ensamblaje como nueva familia...para los hijos un padre y madre que se separan, siguen siendo su padre y su madre...no tiene porque desaparecer ninguno de los dos y menos cuando también, por efecto dominó, lo hace la familia extensa del "perdedor"..esperemos que la nueva ley contemple la mediacion en temas de familia y la resolución de estos conflictos sea sin la participación activa de los togados...
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